Por SJ Campo Gutiérrez

El presidente Luis Abinader ha demostrado un liderazgo firme y decidido en la República Dominicana. Sin embargo, su administración enfrenta un desafío crucial: la falta de consejeros y funcionarios que se atrevan a advertirle sobre posibles errores y equivocaciones. Este silencio puede afectar el buen funcionamiento del Estado y la confianza en las instituciones.

En la Biblia hebrea, encontramos un ejemplo relevante en el profeta Habacuc. Habacuc, un fiel creyente en Dios, se opuso a las medidas dictadas por Jehová contra su pueblo. Aunque era seguidor de Dios, no dudó en reclamar justicia y cuestionar las decisiones divinas. Habacuc buscaba el bienestar de su comunidad, mostrando que la lealtad no implica ceguera ante las injusticias.

El Gobernante debe estar atento a aquellos funcionarios que no son simples vasallos, sino que tienen una conciencia clara de la importancia de fortalecer las instituciones del Estado. Estos consejeros valientes son esenciales para señalar errores y proponer soluciones, garantizando así un gobierno más justo y eficiente.

En los países desarrollados, es común que los líderes pidan consejo a ex funcionarios de vasta experiencia, independientemente de su afiliación política. Esta práctica enriquece la toma de decisiones y fomenta un ambiente de colaboración y respeto. El Primer Mandatario podría beneficiarse de este enfoque, buscando la sabiduría de aquellos que han servido al país, con integridad y dedicación. Porque de que los hay, los hay, tanto en el sector público como en el privado.

El bienestar de la nación dominicana debe ser la prioridad máxima. Para lograrlo, es fundamental que el presidente fomente un entorno donde sus consejeros y funcionarios se sientan libres de expresar sus opiniones y preocupaciones. La diversidad de perspectivas fortalece la democracia y asegura que las decisiones se tomen con una visión amplia y equilibrada.

La historia de Habacuc nos enseña que la verdadera lealtad implica la búsqueda constante de justicia y la disposición a cuestionar cuando es necesario. De igual manera, los funcionarios del Gobierno deben sentirse empoderados para hablar con franqueza y contribuir al bienestar del país.

En conclusión, Abinader tiene la oportunidad de fortalecer su gobierno al rodearse de consejeros valientes y experimentados. Al hacerlo, no solo mejorará la eficacia de su administración, sino que también garantizará un futuro más próspero y justo para la República Dominicana.