Damasco, Siria- El reciente triunfo de Abu Mohammad al-Julani y su grupo Hayat Tahrir al-Sham (HTS) en Siria ha marcado un punto de inflexión en el conflicto sirio, poniendo fin al régimen de Bashar al-Assad después de más de dos décadas en el poder. Este cambio de poder no solo tiene profundas implicaciones para Siria, sino también para Occidente y la estabilidad en el Medio Oriente.

Al-Julani, cuyo verdadero nombre es Ahmad al-Sharaa, ha pasado de ser un líder yihadista en la clandestinidad a convertirse en el rostro público de la victoria militar contra el régimen de Assad. Su ascenso al poder ha sido meteórico, liderando una ofensiva que en solo once días logró la caída de las principales ciudades sirias, incluida Damasco.

El derrocamiento de Assad, quien ha huido a Moscú, ha sido celebrado por muchos como una liberación del yugo de un régimen autoritario. Sin embargo, la llegada de Al-Julani al poder plantea serias preocupaciones para Occidente. Al-Julani tiene un pasado vinculado a Al Qaeda y ha sido acusado de cometer abusos contra los derechos humanos. Aunque en los últimos años ha intentado proyectar una imagen más moderada, Estados Unidos aún ofrece una recompensa de 10 millones de dólares por su captura.

Las implicaciones geopolíticas de este cambio son significativas. La caída de Assad representa una derrota para Rusia, que ha sido uno de sus principales aliados, proporcionando apoyo militar y logístico. La pérdida de Siria como aliado estratégico en el Mediterráneo es un golpe para los intereses rusos en la región.

Para Occidente, el ascenso de Al-Julani podría significar un aumento en la inestabilidad regional. La posibilidad de que Siria se convierta en un refugio seguro para grupos yihadistas es una preocupación real. Además, la victoria de HTS podría inspirar a otros grupos extremistas en la región, aumentando el riesgo de ataques terroristas en Europa y Estados Unidos.

El futuro de Siria bajo el liderazgo de Al-Julani es incierto. Aunque ha prometido respetar las instituciones públicas y evitar herir a inocentes durante la ofensiva, su historial y las acusaciones en su contra generan dudas sobre su capacidad para gobernar de manera justa y efectiva. La comunidad internacional estará observando de cerca cómo maneja la transición de poder y si cumple con sus promesas de construir un estado legítimo y libre.

En conclusión, el triunfo de Al-Julani en Siria marca el fin de una era y el comienzo de otra llena de incertidumbre. Las implicaciones para Occidente son profundas, con el potencial de alterar el equilibrio de poder en el Medio Oriente y aumentar la amenaza de extremismo. La comunidad internacional debe estar preparada para enfrentar estos desafíos y trabajar hacia una solución que promueva la paz y la estabilidad en la región.