Russia's President Vladimir Putin chairs a meeting with members of the government, via a video conference at the Kremlin in Moscow on June 21, 2023. (Photo by Gavriil Grigorov / Sputnik / AFP) (Photo by GAVRIIL GRIGOROV/Sputnik/AFP via Getty Images)

En un reciente discurso en San Petersburgo, el presidente ruso, Vladímir Putin, lanzó una seria advertencia a la OTAN sobre la autorización a Ucrania del uso de misiles de largo alcance para atacar objetivos en territorio ruso.

Putin afirmó que tal decisión cambiaría significativamente la naturaleza del conflicto, convirtiéndolo en una guerra directa entre Rusia y los países de la OTAN1.

Putin subrayó que, si la OTAN permite a Ucrania utilizar misiles de largo alcance, Rusia lo consideraría como una participación directa de los países de la OTAN en la guerra. “Esto significará que los países de la OTAN, EE.UU. y los estados europeos, están combatiendo con Rusia”, declaró el líder del Kremlin2.

El presidente ruso también mencionó que Ucrania no tiene la capacidad técnica para lanzar estos misiles sin la ayuda de datos de inteligencia proporcionados por satélites occidentales. Según Putin, solo los militares de los estados miembros de la OTAN podrían introducir misiones de vuelo en estos sistemas de misiles2.

En respuesta a estas declaraciones, el ministro de Asuntos Exteriores de Rusia, Serguéi Lavrov, aseguró que Occidente ya había dado permiso a Ucrania para atacar territorio ruso con misiles de largo alcance. Lavrov calificó de “escenificación” la reciente visita del secretario de Estado de EE.UU., Antony Blinken, y el ministro de Exteriores del Reino Unido, David Lammy, a Kiev2.

Por su parte, la OTAN ha reiterado que no tiene intención de participar directamente en la guerra de

Ucrania ni de entrar en confrontación con Rusia. El ministro de Asuntos Exteriores de España, José Manuel Albares, afirmó que la OTAN no va a participar en la guerra de Ucrania ni "entrar en confrontación con Rusia"3.

Mientras tanto, el conflicto en Ucrania continúa intensificándose. Las fuerzas rusas han lanzado ataques con drones y misiles en varias regiones ucranianas, causando numerosas bajas civiles y daños materiales significativos2.

La comunidad internacional sigue observando con preocupación el desarrollo de los acontecimientos. La ONU ha alertado sobre la continua transferencia de armas y municiones a ambos países, lo que podría intensificar aún más el conflicto3.

En este contexto, la situación en Ucrania sigue siendo extremadamente volátil, con el riesgo de una escalada que podría tener consecuencias devastadoras para la región y el mundo entero1.