Donald Trump ha reiterado, tras su reelección en 2024, su compromiso de soportar las políticas migratorias en Estados Unidos, incluyendo la promesa de revocar la ciudadanía a inmigrantes naturalizados en ciertos casos.

Aunque esta medida ha generado preocupación en las comunidades inmigrantes y críticas por parte de defensores de derechos humanos, Trump sostiene que es una herramienta clave para combatir el fraude y proteger la seguridad nacional.

La ley estadounidense permite la revocación de ciudadanía en situaciones excepcionales, regulada por el Título 8 del Código de los Estados Unidos. Entre las razones legales para la desnaturalización están el fraude o falsedad en el proceso de naturalización, la comisión de crímenes graves antes de obtener la ciudadanía, y la participación en actividades subversivas como el terrorismo o la traición.

Este procedimiento no es administrativo; requiere un juicio en una corte federal con pruebas claras y convincentes

Desde la promulgación de la Ley de Nacionalización de 1906, la desnaturalización ha sido aplicada en casos notables. Durante la Segunda Guerra Mundial, cientos de exnazis fueron desnaturalizados por ocultar su participación en crímenes de guerra. Más recientemente, la administración Trump (2017-2021) intensificó las investigaciones para identificar posibles casos de fraude, desnaturalizando a más de 300 personas.

Kristi Noem, quien será jefa adjunta de gabinete en la próxima administración de Trump, ha defendido estas iniciativas argumentando que "la ciudadanía estadounidense debe ser un privilegio, no un derecho adquirido mediante engaño".

Además, Stephen Miller, asesor clave de Trump, ha afirmado que se buscará acelerar los procesos judiciales relacionados con la desnaturalización para identificar irregularidades en solicitudes pasadas.

Sin embargo, los abogados y activistas advierten que implementar una política más amplia de desnaturalización podría erosionar la confianza en el sistema migratorio y enfrentar desafíos legales. La ciudadanía, una vez otorgada, está protegida constitucionalmente y su revocación debe cumplir con rigurosos estándares legales para evitar abusos o discriminación por motivos étnicos o políticos.

La propuesta de Trump también incluye otras medidas migratorias radicales, como la eliminación de la ciudadanía por nacimiento para hijos de inmigrantes indocumentados, campamentos de deportación masivas y redadas intensivas en comunidades inmigrantes. Estas políticas, argumentan el presidente electo, buscan frenar lo que considera una crisis fronteriza sin precedentes​

En el aspecto práctico, los expertos señalan que la desnaturalización masiva enfrentaría serios desafíos logísticos y éticos. Los tribunales ya están sobrecargados, y cada caso de desnaturalización requiere un juicio que puede durar años. Además, organizaciones de derechos civiles han prometido llevar a cabo acciones legales para proteger a los inmigrantes afectados​

la desnaturalización está contemplada dentro del marco legal, su uso como herramienta de política migratoria es polémico. Representa un equilibrio complejo entre la necesidad de proteger la integridad del sistema y los principios fundamentales de igualdad y justicia que sustentan la ciudadanía estadounidense.

La administración Trump se enfrenta a un desafío monumental: implementar estas políticas sin violar las libertades fundamentales de los ciudadanos naturalizados. El debate, sin duda, marcará un antes y un después en la historia migratoria de Estados Unidos.