Por SCG
La controversia en torno al actual cónsul dominicano en Nueva York, Jesús Vázquez (conocido como Chu), se ha intensificado debido a su decisión de despedir a varios empleados del consulado. Estos despidos han generado descontento entre la comunidad dominicana y han llevado a cuestionamientos sobre la efectividad y la transparencia de su administración. La situación plantea serias dudas sobre la motivación detrás de estas medidas, especialmente en un contexto donde los dominicanos en el exterior ya enfrentan desafíos significativos.
Los despidos han generado inquietud en un ambiente que debería priorizar la atención y el servicio a la comunidad. Vázquez ha argumentado que estas acciones son necesarias para ahorrar recursos y optimizar el funcionamiento del consulado. Sin embargo, muchos críticos consideran que este enfoque podría ser más una estrategia para incrementar las ganancias del consulado y favorecer a un círculo cercano de colaboradores, en lugar de realmente buscar mejorar la eficiencia del servicio.
De acuerdo al periódico Dominicana al Día, algunos de los cancelados incluyen a José Tapia, Cándido Gutiérrez, Erasmo Chalas, Ana Mercedes Burgos, Agustín Ogando, Darío Abreu, Ambiorix Hernández, Luis Núñez, Ramon Chacón, Manuel Domínguez, Juan Cordero, Ángel Mambrú y Henry Quirico.
El presidente y secretario general de la seccional del PRM en Nueva York, Yulín Mateo y John Sánchez respectivamente, han confirmado las cancelaciones, indicando que se deben al hecho de que los trabajadores son pensionados.
Dice el periódico que los dirigentes del partido expresaron que muchos de los empleados cancelados dependían de su salario en el consulado para complementar sus pensiones en República Dominicana, las cuales son de montos bajos que oscilan entre $20 y $30 mil pesos dominicanos mensuales. Además, señalaron que el cónsul Vásquez se encuentra en la República Dominicana y que planean reunirse con él para abordar la situación y buscar soluciones.
Un dato que desde hace muchos años circula en la comunidad es que un cónsul que dura dos años en el puesto puede salir de allí millonario. Esta afirmación genera suspicacias sobre la administración de los recursos en el consulado y pone de relieve la necesidad de una supervisión adecuada.
La Constitución Dominicana, en su artículo 55, faculta al presidente de la República a manejar a su discreción los recursos que se obtienen en las sedes consulares del exterior. En el caso de Nueva York, el cónsul solo despacha con el presidente, lo que le otorga un control significativo sobre los ingresos generados por servicios consulares.
Se sabe de algunos cónsules que desde el año 1996 a la fecha, salen vueltos millonarios o ricos después de que dejan el puesto.
Zenith Díaz
En un contexto similar, hace tres años, la periodista Zenith Díaz publicó un trabajo sobre la gestión del entonces cónsul, Eligio Jáquez, en 2021.
Díaz reveló cifras significativas sobre la recaudación en el consulado dominicano en Nueva York, donde se observan montos impresionantes provenientes de servicios consulares para la diáspora dominicana. Según la información, en un periodo de cuatro meses, el consulado emitió 24,435 pasaportes, lo que representó ingresos de aproximadamente 3.3 millones de dólares, cifra que se traduce a unos 191.3 millones de pesos dominicanos. Este dato resalta el papel crucial del consulado como fuente de ingresos para el Estado dominicano.
Estructura de Ingresos
El desglose de los ingresos se amplía aún más cuando se considera la variedad de servicios que el consulado ofrece. Además de los pasaportes, se incluyen tarifas por poderes ($168), cartas de ruta (que han fluctuado entre $100 y $135), traducción de actas de nacimiento ($85 por hoja), y costos asociados a la naturalización de hijos de dominicanos, que suman hasta $98. La notable diferencia en el costo de un pasaporte, que en la República Dominicana se expide por $29, contrasta drásticamente con el precio de $135 en Nueva York, lo que refleja una sobrecarga económica para los dominicanos en el exterior.
Un Consulado Rentable
Díaz señala que el consulado neoyorquino se ha convertido en una de las "empresas" más lucrativas para el gobierno dominicano. Este fenómeno plantea preguntas sobre la gestión y la transparencia en el uso de estos recursos, especialmente dado que la Constitución Dominicana, en su artículo 55, faculta al presidente de la República a manejar estos ingresos a su discreción. Este poder absoluto puede dar pie a la corrupción y a la falta de supervisión adecuada sobre cómo se utilizan los fondos recaudados.
Díaz enfatizó la importancia de la transparencia en el manejo de los recursos recaudados por el consulado, resaltando que se trata de una de las "empresas" más lucrativas para el gobierno dominicano. Sus advertencias sobre la necesidad de una auditoría y un mayor control sobre estos ingresos son más relevantes que nunca, especialmente ahora que se ha producido un cambio en la administración con Vázquez al mando.
El hecho de que Vázquez haya tomado la decisión de despedir empleados en un momento en que la recaudación de ingresos del consulado se ha incrementado, a través de tarifas por pasaportes y otros servicios, genera un ambiente de desconfianza. Los dominicanos en el exterior ya están acostumbrados a tarifas elevadas, y muchos sienten que estos despidos pueden ser una forma de maximizar las ganancias a expensas del servicio que deberían recibir.
Además, el consulado ha sido un punto crucial para la comunidad dominicana, ofreciendo servicios esenciales que facilitan la conexión con la patria. Sin embargo, los recientes despidos y la gestión percibida como opaca han llevado a un creciente sentimiento de frustración entre los dominicanos en Nueva York. La falta de comunicación clara y la percepción de que las decisiones están motivadas por intereses personales en lugar de un verdadero compromiso con la comunidad han sido fuente de descontento, desde hace más de tres décadas.
Para restaurar la confianza, es vital que la administración de Vázquez implemente prácticas de transparencia y rendición de cuentas. La diáspora dominicana merece un consulado que no solo funcione como una máquina recaudadora de fondos, sino como un espacio donde se priorice el bienestar de sus ciudadanos en el exterior.
En conclusión, la controversia en torno a los despidos en el consulado y la gestión de Jesús Vázquez destaca la necesidad de una revisión crítica de cómo se manejan los recursos y servicios en el consulado dominicano en Nueva York.
Las lecciones del pasado y las advertencias de periodistas como Zenith Díaz son recordatorios de la importancia de una administración responsable que valore a la comunidad que representa. A medida que la diáspora dominicana exige mayor transparencia, es fundamental
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